Jueves 30 de Abril de 2009 (léase "Qué día de mierda").
Publicado por Mariano | Etiquetas: No rompan con las etiquetas | Posted On sábado, 9 de enero de 2010 at 13:35
Me acuerdo perfectamente de la fecha. El día anterior al Día del Trabajador me levanté como cualquier mañana. Poco antes de las 8AM, me sentía ofuscado al levantarme de la cama, un poco cansado al tomar el desayuno y mucho más lúcido para poner manos a la obra en el trabajo cotidiano de los zapatos (que es a lo que me dedico desde hace ya varios años, junto a mi viejo en un tallercito que tenemos en casa). Cuando trabajo escucho mi música o la radio, por lo general Rock & Pop, para variar. Me es difícil trabajar sin los auriculares puestos. Corría las 8.30 aproximadamte, cuando en el programa "No somos nadie", de JP Varsky hablaban sobre la Feria del Libro, que en esos días estaba presente en La Rural. Ni bien supe que uno de los invitados sorpresa para dar una conferencia en esa noche de la feria era Henning Mankell, estallé de la alegría... HENNING MANKELL LA PUTA QUE LOS PARIÓ!!!
(Adjunto link con info de Henning mankell, para los que no lo conozcan http://www.lecturalia.com/autor/61/henning-mankell.)
Desbordaba de felicidad, mi escritor favorito, aquel que con tremenda sabiduría escribe sus libros, correspondiente al genero del "policial negro". Ni bien se los conté a mis viejos me saltó la bronca. En ese mismo día y seguramente a la misma hora tenía que ir al IUNA en Almagro, donde estudiaba cine (estaba haciendo el Curso PreUniversitario un día por semana, justo los jueves, de 17 a 22 hs). La puta madre, como odio que pasen sas cosas. Sabía que no podía faltar a clase, porque si llegaba a las tres faltas no podía pasar el CPU (ya había faltado a una materia antes y se me complicaba con los trabajos). Todo era cuestión de saber el horario en que se presentaría el escritor en la feria. No recuerdo bien el horario que decía en la página de la feria, pero rondaba entre las 20 y 20.30 hs, ideal para presentarme a una de las dos materias de la facultad (justo la que tenía una falta y, de alguna manera, equilibrar las faltas). Para eso tenía que salir de la facu a las 19 hs y calculaba que el viaje duraría un poco más de media hora, teniendo tiempo de sobra. Después de pensarlo por mucho tiempo (soy de pensarlo más de dos veces este tipo de dilemas :P) decidí proceder de esa manera.
Cuando salí de mi casa a la facultad siempre tenía ese presentimiento de olvidarme algo, pero en general es una falsa alarma. Eran las 15.30 (vivo en Don Torcuato y viajo una hora y media para llegar a la facu :S) cuando me disponía a caminar las diez cuadras hacia la estación de tren del Belgrano Norte (el viaje consiste de 10 min de tren y una hora de colectivo, el 71). Subo con normalidad al tren, vacío como de costumbre y me siento a reflexionar como cada semana, pero con la diferencia de tener esbozada una pequeña sonrisa por la buena noticia de la mañana. Antes de llegar a la primera estación, Boulogne, me dispongo a abrir la billetera, sólo por curiosidad. Y ahí cayó la bomba. Estaba vacío, me había olvidado la plata de la entrada, apenas había un mísero billete de dos pesos... Ahí fue cuando ese mundo de alegría y expectativa se fue barranca abajo. Me puse tan mal como pocas veces me sentía.
Entre tanta bronca que estaba consumiendo intento encontrar alguna alternativa, una pequeña solución a este gran problema. Apenas subo al 71 en la terminal de la estación Villa Adelina, surge mi primera idea. Nicolás Sandrini, gran amigo de la secundaria, cursaba el primer año en el IUNA, y entrabamos en el mismo horario todos los jueves. Ni bien me siento en el colectivo, le mando un mensaje de celular, sabiendo que todavía estaba en su casa, para que me preste $10 (el valor de la entrada) en la facultad. Un par de minutos más tarde, su respuesta me hundió más: "Hoy no voy a la facultad"... Me digno a preguntarle en busca de una razón a su ausencia aquella noche: "No tengo clases por el acto de Kristina y Moyano", me dice.
(cabe aclarar, por si no recuerdan: el día anterior al Día del trabajador hubo un acto en el Obelisco tremendo, pero TREMENDO, tal que generaba un caos de tránsito peor que el cotidiano. No sé de dónde habían sacado tanta gente que no tenía nada para hacer aquel día jueves, tal vez para alargar aun más el fin de semana largo. Qué genios.)
Hasta acá tenía dos opciones: Volver a mi casa para ir a la feria por la noche, o seguir mi camino e ir a la facultad ¿Por qué ir? Porque tengo la manía de dudar todo lo que me dicen... pensaba: "Puede ser que mi amigo no tenga clases, pero yo sí..." Sepan que lo que menos quería era faltar, sobre todo a la primera materia. Así que decidí ir a la facu... sin saber que el enorme letrero de FAIL iba a prenderse sobre mi cabeza.
Eran la 17 hs cuando llego a la facultad. Puntual, como siempre. No así como las puertas de la facu, cerradas aquella tarde. Aposté y perdí, no tenía nada para decir. De los pocos pibes que estaban conmigo frente a la puerta, no conocía a ninguno como para pedirle "una monedita por favor...". No dudé en irme. No tenía nada que hacer ahí. Si me pregunta por el tránsito, gracias por recordármelo, para lo peor todavía faltaba. Si me pregunta que hice con respecto a la feria, se lamentaría. Opté por volver a casa, agarrar algo de plata y volver a Capital para ir a la feria. Calculaba que en unas tres horas, poco menos tal vez, llegaría con lo justo para ver a mi escritor favorito con alegría y sacarme la espina del maldito viaje.
Para viaje de vuelta procedo de manera distinta respecto a la ida. Camino desde Corrientes y Yatay (dirección del IUNA) hasta Corrientes y Scalabrini Ortiz, para tomarme el mítico 15, que me llevaría hasta Panamericana y 202. Sonaba simple, pero como había dicho, el tránsito estaba más que imposible, peor que de costumbre. Camino a casa vi pasar frente a mis ojos a La Rural, desbordada de gente, mientras en 15 pasaba a menos de 4 km por hora. Lo mio era bronca generalizada.
Como siempre, ni bien el 15 llega a Panamericana las cosas cambián y el tránsito se pone más liviano. Llego a 202 para ver en el reloj que eran LAS SIETE!!! DOS HORAS EN EL PUTO QUINCE???!!! Estaba hasta las pelotas, ni bien supe la hora tomé el legendario 723, colectivo de la zona de Torcuato, para que me alcance hasta la puerta de casa, la cual llego a las 19.15 aproximadamente... Literalmente estaba hecho mierda. Me había pasado las últimas cuantro horas viajando, sufriendo el típico tráfico de la Capital... pero estaba en casa, al fin. Lo primero que hago es ver a mi viejo y contarle tooodo lo sucedido. Mi viejo, desde la primera hora de la mañana, seguía trabajando con los zapatos, su profesión de toda la vida (L). Ni bien le digo que estaba más que apurado para volver a la jungla de cemento, me tira un baldaso de agua fría... y realmente lo necesitaba. Me dijo, a secas: "Ni en pedo vayas"... No era mi obligación aceptar lo que decía, pero lo hice. Sabía que no llegaría, por lo menos a horario. No quedaba más que masticar la bronca y quedarme, tirarme a la cama y mirar el techo, enojado por un día de mierda. Para terminar, me imagino cómo relataría Mankell esta situación paticular: "A las 19.30 del Jueves 30 de Abril del 2009, Mariano Moreno se acostó en su cama agotado por el largo día. Afuera el viento arreciaba, y él no hacía más que disfrutar el momento. Estaba en casa."
(Adjunto link con info de Henning mankell, para los que no lo conozcan http://www.lecturalia.com/autor/61/henning-mankell.)
Desbordaba de felicidad, mi escritor favorito, aquel que con tremenda sabiduría escribe sus libros, correspondiente al genero del "policial negro". Ni bien se los conté a mis viejos me saltó la bronca. En ese mismo día y seguramente a la misma hora tenía que ir al IUNA en Almagro, donde estudiaba cine (estaba haciendo el Curso PreUniversitario un día por semana, justo los jueves, de 17 a 22 hs). La puta madre, como odio que pasen sas cosas. Sabía que no podía faltar a clase, porque si llegaba a las tres faltas no podía pasar el CPU (ya había faltado a una materia antes y se me complicaba con los trabajos). Todo era cuestión de saber el horario en que se presentaría el escritor en la feria. No recuerdo bien el horario que decía en la página de la feria, pero rondaba entre las 20 y 20.30 hs, ideal para presentarme a una de las dos materias de la facultad (justo la que tenía una falta y, de alguna manera, equilibrar las faltas). Para eso tenía que salir de la facu a las 19 hs y calculaba que el viaje duraría un poco más de media hora, teniendo tiempo de sobra. Después de pensarlo por mucho tiempo (soy de pensarlo más de dos veces este tipo de dilemas :P) decidí proceder de esa manera.
Cuando salí de mi casa a la facultad siempre tenía ese presentimiento de olvidarme algo, pero en general es una falsa alarma. Eran las 15.30 (vivo en Don Torcuato y viajo una hora y media para llegar a la facu :S) cuando me disponía a caminar las diez cuadras hacia la estación de tren del Belgrano Norte (el viaje consiste de 10 min de tren y una hora de colectivo, el 71). Subo con normalidad al tren, vacío como de costumbre y me siento a reflexionar como cada semana, pero con la diferencia de tener esbozada una pequeña sonrisa por la buena noticia de la mañana. Antes de llegar a la primera estación, Boulogne, me dispongo a abrir la billetera, sólo por curiosidad. Y ahí cayó la bomba. Estaba vacío, me había olvidado la plata de la entrada, apenas había un mísero billete de dos pesos... Ahí fue cuando ese mundo de alegría y expectativa se fue barranca abajo. Me puse tan mal como pocas veces me sentía.
Entre tanta bronca que estaba consumiendo intento encontrar alguna alternativa, una pequeña solución a este gran problema. Apenas subo al 71 en la terminal de la estación Villa Adelina, surge mi primera idea. Nicolás Sandrini, gran amigo de la secundaria, cursaba el primer año en el IUNA, y entrabamos en el mismo horario todos los jueves. Ni bien me siento en el colectivo, le mando un mensaje de celular, sabiendo que todavía estaba en su casa, para que me preste $10 (el valor de la entrada) en la facultad. Un par de minutos más tarde, su respuesta me hundió más: "Hoy no voy a la facultad"... Me digno a preguntarle en busca de una razón a su ausencia aquella noche: "No tengo clases por el acto de Kristina y Moyano", me dice.
(cabe aclarar, por si no recuerdan: el día anterior al Día del trabajador hubo un acto en el Obelisco tremendo, pero TREMENDO, tal que generaba un caos de tránsito peor que el cotidiano. No sé de dónde habían sacado tanta gente que no tenía nada para hacer aquel día jueves, tal vez para alargar aun más el fin de semana largo. Qué genios.)
Hasta acá tenía dos opciones: Volver a mi casa para ir a la feria por la noche, o seguir mi camino e ir a la facultad ¿Por qué ir? Porque tengo la manía de dudar todo lo que me dicen... pensaba: "Puede ser que mi amigo no tenga clases, pero yo sí..." Sepan que lo que menos quería era faltar, sobre todo a la primera materia. Así que decidí ir a la facu... sin saber que el enorme letrero de FAIL iba a prenderse sobre mi cabeza.
Eran la 17 hs cuando llego a la facultad. Puntual, como siempre. No así como las puertas de la facu, cerradas aquella tarde. Aposté y perdí, no tenía nada para decir. De los pocos pibes que estaban conmigo frente a la puerta, no conocía a ninguno como para pedirle "una monedita por favor...". No dudé en irme. No tenía nada que hacer ahí. Si me pregunta por el tránsito, gracias por recordármelo, para lo peor todavía faltaba. Si me pregunta que hice con respecto a la feria, se lamentaría. Opté por volver a casa, agarrar algo de plata y volver a Capital para ir a la feria. Calculaba que en unas tres horas, poco menos tal vez, llegaría con lo justo para ver a mi escritor favorito con alegría y sacarme la espina del maldito viaje.
Para viaje de vuelta procedo de manera distinta respecto a la ida. Camino desde Corrientes y Yatay (dirección del IUNA) hasta Corrientes y Scalabrini Ortiz, para tomarme el mítico 15, que me llevaría hasta Panamericana y 202. Sonaba simple, pero como había dicho, el tránsito estaba más que imposible, peor que de costumbre. Camino a casa vi pasar frente a mis ojos a La Rural, desbordada de gente, mientras en 15 pasaba a menos de 4 km por hora. Lo mio era bronca generalizada.
Como siempre, ni bien el 15 llega a Panamericana las cosas cambián y el tránsito se pone más liviano. Llego a 202 para ver en el reloj que eran LAS SIETE!!! DOS HORAS EN EL PUTO QUINCE???!!! Estaba hasta las pelotas, ni bien supe la hora tomé el legendario 723, colectivo de la zona de Torcuato, para que me alcance hasta la puerta de casa, la cual llego a las 19.15 aproximadamente... Literalmente estaba hecho mierda. Me había pasado las últimas cuantro horas viajando, sufriendo el típico tráfico de la Capital... pero estaba en casa, al fin. Lo primero que hago es ver a mi viejo y contarle tooodo lo sucedido. Mi viejo, desde la primera hora de la mañana, seguía trabajando con los zapatos, su profesión de toda la vida (L). Ni bien le digo que estaba más que apurado para volver a la jungla de cemento, me tira un baldaso de agua fría... y realmente lo necesitaba. Me dijo, a secas: "Ni en pedo vayas"... No era mi obligación aceptar lo que decía, pero lo hice. Sabía que no llegaría, por lo menos a horario. No quedaba más que masticar la bronca y quedarme, tirarme a la cama y mirar el techo, enojado por un día de mierda. Para terminar, me imagino cómo relataría Mankell esta situación paticular: "A las 19.30 del Jueves 30 de Abril del 2009, Mariano Moreno se acostó en su cama agotado por el largo día. Afuera el viento arreciaba, y él no hacía más que disfrutar el momento. Estaba en casa."
Un día mal parido. Hay cosas que están destinadas a ser y otras, no. Pero no podés negar que hiciste todo lo que sentiste en el momento.
A mi me encanta ir a la feria del libro, todos los años compro la Eñe para ver quien se presenta, etc. Soy una nerd de la feria.
Escribís bien! Seguiré leyendo :)
Gracias por tu comment Pat- :) Después voy a poner otras anecdotas de mi vida, tengo varias graciosas.